El arte propone intervensión sobre todo lo establecido, el planeamiento urbano, no deja de lado el arte, pero hay señales a las que prestar atención.
Entre las ventajas del la posibilidad del espacio con el objeto de mantener los recursos que ofrece el terreno, la naturaleza, es la principal protagonista.
Alguna soluciones del mundo moderno, jardines verticales, techos verdes son la respuesta a la imitación de lo que se da en los country, en forma natural.
Hay otros aspectos menos difundidos, el mantenimiento de la naturaleza controlada, paredes y techos, implica actividades de mantenimiento, además de intervención en un espacio urbano que no está preparado para la innovación.
En los barrios cerrados, el planeamiento urbano, cuenta con experiencias que no se aplican a la ciudad, donde conviven políticas constructivas diversas que no solucionan el principal factor: calidad de vida.
Ubicación, bajo mantenimiento, entorno saneado, energía suficiente, entre otros aspectos, presuponen el contacto natural como el factor principal que define la relación en el desarrollo urbano y la arquitectura del paisaje.
Un aspecto dominante en el abigarrado crecimiento de las ciudades es el eclecticismo de estilos, quizás empático, agradable, que revela en su realidad la saturación de servicios que nunca acompaña la evolución de estilos y cambios de políticas inmobiliarias.
Las normativas del estado generalmente alcanzan para actividades de convivencia, aspectos que no vulneren a los vecinos con construcciones que invadan espacio público o vecinal; incluso aspectos antropológicos, que se mantiene por cultura, interés histórico, interés geográfico; nada de lo que haya que preocuparse cuando el planeamiento urbano dispone de los elementos que el propio inquilino busca: una propiedad que esté acomodada a sus necesidades en vez de acomodarse él a la propiedad posible.
Desde la inmobiliaria Mazzei, comentan que las propiedades que mejor se acomodan a las necesidades de la vida moderna, incluyen ríos, árboles, cercanía con los medios educativos, y fundamentalmente un bien que es cada vez más escaso: silencio.
La saturación de ruidos nos está provocando una adaptación cada vez más elevada, ya no podemos distinguir el peligro, como hacían nuestros antepasados, comentan desde la inmobiliaria Mazzei, parece de Perogrullo, pero las señales que desde siempre conectaron con el cuerpo para preservar la salud está siendo atrofiada permanentemente en la ciudad.
Ya no tenemos confianza en nuestros sentidos para detectar el peligro, los accidentes viales que ocurre, personas que no escuchan a coches acercarse, o hay tantas señales de alertas, bajo códigos diversos que el color rojo no indica advertencia.
La vida electrónica nos está torciendo los sentidos, los que desde siempre nos ha enseñado la naturaleza, a escuchar, a respirar, a detectar el lugar adecuado para el descanso del guerrero.
En los barrios cerrados, el planeamiento urbano rescata los modelos de vida adecuados a la actualidad, entretenimiento, comercio, educación, sin la densidad invasiva de la ciudad, con propuestas que incluyen las mejores condiciones de confort, una vida estimulante que propone una mejor evolución para la niñez, el adulto y a pocos metros de la ruidosa propuesta de la capital.
En este tipo de vida, la seguridad no es el principal diálogo, sino la mejora constante del cuidado del entorno que ya la naturaleza puso allí.
Planeamiento urbano, no es solamente un dibujo dentro de un espacio, sino un espacio dentro del futuro.
Cartón resistente, una idea de un diseñador chino que promete ingresar en el mercado de decoración de interiores, industria del mueble y otras opciones.
La burbuja inmobiliaria provoca efectos secundarios, cualquiera con una propiedad arma un sitio para atendión turística sin tener la menor idea de cómo se lleva adelante un servicio de hotel.